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#LaColumna: Clausen no es ambiguo, ha sido negligente y permisivo

Por
Rodrigo Sotelo / Twitter: @masmedio

Se equivoca el dirigente del PRI, Ernesto De Lucas, en
describir a Enrique Clausen como un torpe Secretario de Salud acomodado en la
comodidad de la simulación y la complacencia.

Enrique Clausen, el contador –de muertos- en momentos de
la pandemia, ha sido negligente en su responsabilidad, sumiso ante el gobierno
federal y permisivo con los engañasuatos
que lo acompañan con pintoresca autoestima.

Decirle “ambiguo” es igual insuficiente para representar
la futilidad de un funcionario tan intrascendente, como criminal.

Pero vamos a los hechos, en cronología, para poner en
contexto el interesante ejercicio de desahogo que ocasionó este tuit del
dirigente priista:

Vaya forma del
@gobmx de seguir moviendo el mentado «semáforo epidemiológico
#COVID19» en base a cuestiones políticas y no de salud!…

Como
que ya es momento que las autoridades locales saquen la casta, se dejen de
ambigüedades y dicten sus propios criterios e indicadores!
 

A lo que Enrique Clausen, como encargado absoluto de la
crisis por Covid en Sonora, respondió aludido:

Como ya es
costumbre, los fines de semana por la noche, el “líder” del PRI Sonora atacando
por atacar, sin propuestas, sin argumentos, siempre desacreditando, sin que
haya movido un solo dedo durante la pandemia más que para utilizar el twitter.

¡No
siga dividiendo y restando!

Enrique no recuerda o le hacen creer que los demás no se
dan cuenta, que su área de Comunicación se ha distinguido por vulgar y
corriente –voltear a ver al (i)responsable para entender-, que fallaron en
atención médica y que sus programas tienen como característica que están –por lo
menos- desfasados.   

Cómo olvidar que a más de 100 días de iniciada la
pandemia, a Enrique Clausen se le ocurrió implementar el programa “Anticipa”, para detectar posibles casos
sospechosos… cuando ya había más de 700 muertes y casi 8000 contagios. Una
burla.

Ha sido tal la abandono y el disimulo, que mientras
Arizona nos impide cruzar a su territorio y cerraba bares, gimnasios y
comercios; nosotros manteníamos la frontera abierta para que ellos sí vinieran
a desparramar el virus y a emborrarse a San Carlos.

¿A qué genio se
le ocurrió presentar la altísima tasa de contagios y letalidad en personal
médico como una muestra de heroicidad?

Enrique Clausen nunca dijo nada del abuso que significó
la escasez y encarecimiento de medicamentos, que no haya habido pruebas suficientes,
así como el no rastreo y aislamiento de casos positivos.

¿Qué pasó con los bancos o la solicitud de reducción a la
tarifa eléctrica? ¡Los bancos redujeron horarios y ya no abren los sábados! De los
recibos de la CFE mejor ni hablamos…

En lo económico, fue igualmente criminal la desatención al
sector productivo. El quédate en casa y
las ocurrencias de impedir la movilidad contribuyeron al desempleo y al cierre
de comercios.

Para el 20 de julio, el gobierno federal nos pone en
semáforo naranja, pero desde la Secretaría de Salud se nos pide que permanezcamos en rojo, pero permite que
todo funcione como en verde.  

Y hasta el 6 de agosto, el Secretario Clausen anuncia las
brigadas “Cerca de Ti” para acercar los
servicios de salud a comunidades rurales.

A Clausen no le interesa el color del semáforo
epidemiológico (para rojo, naranja o amarillo será siempre el mismo mensaje
insustancial); lo de este inflado personaje es aparentar sin imaginación y,
desde luego, el reparto de culpas.

Porque para la Secretaría de Salud estatal la emergencia
sanitaria representa una oportunidad, pero 
de distracción, proyección y negocios.

Es lo que viene, aunque ahora este improvisado que se
escuda en la cercanía y la amistad no lo dimensiona: la transparencia y
eficiencia en la utilización de los desbordados recursos públicos utilizados
para contener –es un decir- las
muertes y contagios por coronavirus.

Porque también es verdad que a Enrique Clausen no se le
va a juzgar a tuitazos los fines de semana; a él caerá un juicio histórico que
irremediablemente habrá de concluir, por lo menos, en la complicidad.

Y lo más irónico, llegado ese próximo momento de resaca y
desolación, es que no querrá ni salir de casa.     

Se le aplicará la sana
distancia
y será indispensable un lavado de manos frecuente.

¿Será por eso que no pocos, como Robles Pompa, hablan de
la necesidad de “entregar el Poder para
ver si así cubren sus marranadas
”?

A esa reflexión invitan los serviles oportunistas como
Enrique Clausen.

Gracias y hasta la próxima con el favor   de Dios.

Rodrigo
Sotelo Mendívil

Director
General Masmedio

Twitter:
@masmedio

Correo: rodrigosotelo@masmedio.com  / rodrigosotelo69@hotmail.com
 

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